Hoy en en día la evidencia actual basada en la investigación no proporciona respuestas claras en los efectos que conlleva el parto vaginal y el parto por cesárea sobre la función del suelo pélvico; existen demasiados factores contribuyentes y confusos, así como otras limitaciones inherentes a la evidencia en sí, que desdibujan los vínculos entre las causas y los resultados.
Además, tenemos que tener en cuenta que el término general “parto vaginal” cubre una serie de modalidades diferentes (fórceps, ventosas, espontáneo, parto vaginal y parto en el agua) con diferentes perfiles de riesgo con respecto a las secuelas sobre el suelo pélvico.
Movimiento en apoyo del parto por cesárea:
Las mujeres deberían ser informadas de que el parto vaginal no es “inofensivo”. En comparación con la cesárea, se asocia con un mayor riesgo de prolapso de órganos pélvicos; desgarros perineales e incontinencia fecal; ademas hay una razón de probabilidad de 5.2 (odds ratio) de desarrollar estos tres tipos de disfunciones del suelo pélvico de manera combinada.
Por otra parte también se debería comunicar que la cesárea tiene un efecto protector, especialmente en mujeres con alto índice de masa corporal, menos de 160 cm de altura o más de 40 años de edad y / o cuando los fetos pesan ≥4 kg.
Movimiento en apoyo del parto por vía vaginal:
Pero cuidado no es oro todo lo que reluce; los daños sobre el suelo pélvico pueden ocurrir en la primera etapa del parto o incluso durante el embarazo. Por lo tanto, una cesárea no es necesariamente protectora, incluso si se realiza de manera electiva antes del parto, especialmente con respecto a la incontinencia urinaria y anal.
Independientemente de si se planificó inicialmente un modo de parto vaginal o una cesárea electiva, 2 años después del parto, los números hablan por si solos, encontrando las siguientes proporciones de incontinencia urinaria de esfuerzo (cesárea planificada 17.8% versus parto vaginal planificado 21.8%), incontinencia fecal (2.4% vs. 2.2%) e incontinencia de gases (13.1% vs. 11.5%). Como se puede observar los números son aproximadamente iguales en ambos grupos. Otro estudio mostró hallazgos similares 6 meses después del nacimiento. Incluso en estudios con un seguimiento más prolongado, el parto por cesárea solo brinda protección parcial contra la incontinencia urinaria: se deben realizar ocho o nueve cesáreas para prevenir un caso de incontinencia urinaria.
La cesárea electiva ciertamente puede prevenir el trauma mecánico en el esfínter anal, pero no el trauma neurológico.
Al evaluar los síntomas posparto inmediatos encontramos que el 29.3% de las mujeres posparto sufren de incontinencia fecal (incluyendo gases) y una de cada cinco de estas mujeres habían parido por cesárea.
Refutaciones modalidad cesárea:
Las mujeres no pueden verse privadas de información porque sus médicos teman que opten por una cesárea si conocen los riesgos o se les oblige a elegir una cesárea por creer que este es un modo de parto más seguro. Otro factor es el social. Muchas mujeres eligen someterse a una cesárea electiva debido al temor a problemas prevenibles de parto vaginal, como el miedo al dolor de parto, mientras que otras se verán obligadas a tener un parto vaginal por presiones ideológicas de la sociedad.
Con tantas variables en juego, “lo mejor” se convierte en un concepto extremadamente relativo, que exigirá mucha introspección y reflexión de la mujer para sopesar cada pieza de información individualmente, y aquí es donde entra en juego el tercer factor de influencia: el tiempo y calidad del consentimiento. No es inusual que a las mujeres solo se les ofrezca la cesárea durante el parto y si lo solicitan, no podría haber un momento peor para eso. En esta situación, el consentimiento generalmente se basa en informar los riesgos del procedimiento más invasivo, dejando la impresión de que un parto “natural” está libre de riesgos.
Refutaciones modalidad parto vaginal:
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En la mayoría de los casos, el modo de parto no es elección de la mujer, dada la naturaleza impredecible del embarazo y el trabajo de parto. Por lo tanto, teniendo en cuenta los derechos del feto, el modo de nacimiento, ya sea un parto vaginal asistido, no asistido o una cesárea, puede decidirse por una verdadera emergencia o por factores impredecibles.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que las cesáreas pueden causar complicaciones significativas, a veces permanentes, discapacidad o muerte, particularmente en entornos que carecen de las instalaciones y / o la capacidad para realizar una cirugía segura y tratar complicaciones quirúrgicas de manera adecuada. Idealmente, las cesáreas solo deben realizarse cuando sea médicamente necesario. Más recientemente, la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia publicó una declaración de posición sobre “cómo detener la epidemia de cesárea”, reconociendo el aumento de las tasas de cesárea en todo el mundo y la mortalidad y morbilidad asociadas con los partos por cesárea.
Comentario final:
Las mujeres deben de ser informadas, este proceso también debe incluir información sobre los riesgos a largo plazo y las futuras consecuencias en el embarazo y la maternidad, así como los riesgos de placenta mórbidamente adherida y embarazo ectópico sobre cicatriz de cesárea previa, o riesgo de lesiones recurrentes del esfínter anal e incontinencia anal asociada tras parto vaginal con lesión obstétrica del esfínter anal.
Bibliografía:
– Lemos, N., & Doumouchtsis, S. K. (2019). ICS debate article—childbirth, modes of delivery, and pelvic floor dysfunction—challenges in educating women about modes of delivery and granting an informed decision process. Neurourology and Urodynamics. doi:10.1002/nau.24124