Cuando tenemos la mala suerte de sufrir un traumatismo, ya sea agudo o crónico por uso repetido de un determinado grupo muscular o articulación, podemos sufrir una lesión de mayor o menor grado que puede implicar una o varias estructuras como puede ser músculos, ligamentos, tendón… Pues bien, cuando ya es demasiado tarde…
¿Qué podemos hacer para intentar estar bien cuanto antes?
Ante una lesión el cuerpo tiene que regenerar el tejido lesionado para que éste vuelva a ser funcional y permita que realice la función para la que está diseñado. Para ello, las células dañadas deben desaparecer y ser sustituidas por células nuevas y este proceso a grandes rasgos y sin entrar en detalles es lo que podemos conocer como regeneración de tejidos, es decir, la capacidad del cuerpo de reparar aquello que se ha lesionado o se ha visto afectado por el uso normal o abusivo.
Esta regeneración depende de muchos factores y es el sistema inmune mediante procesos inflamatorios el que se encarga de ello, procesos inflamatorios que deben de ser controlados y dentro de una fisiología adecuada para que tengan el efecto deseado, ya que de lo contrario en vez de solucionar el problema podemos pasar a cronificarlo (tendinitis incurables, dolor crónico, inflamación articular mantenida…). Para ayudar al correcto desarrollo de la regeneración lo primero y más importante es darle la oportunidad al cuerpo de hacerlo (¿lógico no?) y eso se consigue mediante el descanso, es imposible regenerar un tejido sin el adecuado descanso, ya que es durante la noche y cuando dormimos cuando se secreta hormona de crecimiento que se encarga de hacer crecer tejidos nuevos como su nombre indica y es de noche cuando el sistema inmune que funciona de forma adecuada actúa reparando los daños producidos durante el día. Es fundamental pues dormir, mínimo 7 horas y conseguir que ese sueño sea profundo y nunca mejor dicho reparador.
En segundo lugar es importante aportar los nutrientes necesarios para dar materia prima de calidad al cuerpo para producir nuevos tejidos, es decir, aportar proteínas de calidad (pescado y carne de ave preferentemente y huevos), minerales (a través de las verduras), grasas también de calidad (ácidos grasos monoinsaturados como los presentes en el aguacate, poliinsaturados como los presentes en el aceite de oliva y pescado) e hidratos de carbono de carbono de calidad (nada de azúcar ni harinas refinadas que lo que hacen es proinflamar y evitar una regeneración adecuada). Es importante también que el aporte de agua sea el correcto.
Si además procuramos mantener un ritmo adecuado en las comidas, es decir, desayunar comer y cenar cuando debemos, el proceso se ve favorecido enormemente, de modo que cenar tarde lo que induce es un proceso inflamatorio que no nos interesa para ayudar a recuperarnos y lo adecuado sería cenar pronto y ligero, como muy tarde a las 20.30 horas para dar tiempo al cuerpo a digerir los alimentos antes de dormir y así no interferir con el proceso de regeneración.
Aportar oxígeno es también fundamental y eso se consigue mediante el ejercicio físico aeróbico de intensidad media (entre 130 y 150 pulsaciones por minuto lo ideal) y preferentemente con luz del sol, ya que de noche el ejercicio promueve la producción de cortisol, hormona que entre otras cosas frena la cicatrización de tejidos.
Por supuesto otra de las cosas importantes que hay que hacer es acudir a tu fisioterapeuta de confianza, que seguro podrá ayudarte en el proceso y conseguir que la recuperación no se dilate excesivamente.
En próximas entradas del blog entraremos más a fondo en los procesos implicados en la regeneración, espero que este artículo por lo menos haya despertado la curiosidad en vosotros.